Capital Verde Europea en 2012, capital vasca con el casco medieval mejor conservado, cuna de la baraja española de naipes y ciudad con el mayor barrio okupado y autogestionado de España. Así de variados son los atractivos de Vitoria-Gasteiz, que para ser una ciudad que habitualmente ha pasado desapercibida, bien se ha ganado la parada de mucha gente en busca de encantos desconocidos por el gran público.
Nuestro paseo arranca entre dos parques de frondosos árboles centenarios: la Florida y el Prado. Tomaremos el Paseo de Fray Francisco, flanqueados por enormes castaños de indias, en una de las zonas residenciales más destacadas de la ciudad. Este paseo cuenta con varios ejemplares de arquitectura neovasca inspirados en el tradicional caserío rural, como el palacio de Ajuria-Enea: residencia oficial del lehendakari o presidente de la Comunidad Autónoma Vasca. Y es que Vitoria-Gasteiz es la capital del País Vasco desde 1980.
Las distancias son cortas en el recorrido por esta ciudad de unos 250.000 habitantes. No hay visita a Vitoria-Gasteiz sin realizar una parada en la plaza de la Virgen Blanca (la patrona de la ciudad), tradicional punto de encuentro y epicentro de las fiestas que arrancan el 4 de agosto. Ahí tomaremos nota de otra característica de la ciudad: sus bellos miradores blancos. Y es que hay que protegerse bien del frío invernal en esta ciudad, popularmente apodada Siberia-Gasteiz. En un abrir y cerrar de ojos, a continuación nos plantaremos en el casco viejo, también conocido como Almendra Medieval por su forma tan similar a este fruto.
El casco viejo de Vitoria-Gasteiz está levantado sobre una colina, que poco a poco iremos subiendo, haciendo una primera parada en la plaza del Machete, donde antaño el procurador general juraba que le cortaran la cabeza si no defendía las normas de la ciudad. La enorme nevera donde se almacenaba nieve traída del monte Gorbea cuando no había frigoríficos, los palacios renacentistas y las brillantes fórmulas arquitectónicas utilizadas a lo largo de la historia para sortear el desnivel de la ciudad, serán otras de las paradas que realizaremos antes de visitar la joya del casco viejo en lo alto de la colina: la muralla del siglo XI y la Catedral gótica de Santa María.
La catedral vieja (así la llaman popularmente) está «abierta por obras». Esta exitosa iniciativa, que permite visitar el templo mientras los expertos lo rehabilitan, fascinó e inspiró al escritor británico Ken Follet para escribir su novela Un Mundo sin Fin. Este proyecto de rehabilitación ha sido galardonado con el Premio del Patrimonio Arqueológico Europeo 2019. Desde el paso de ronda de la catedral, o, más arriba aún, desde el campanario, divisaremos toda la llanada alavesa.
Desde tan perfecta atalaya comprenderemos por qué el rey navarro Sancho VI el Sabio conquistó en 1181 esta estratégica colina en plena lucha con la corona de Castilla por el control del territorio. La aldea de Gasteiz que se levantaba sobre la loma pasó a llamarse Nova Victoria. Dos nombres del pasado que a día de hoy confluyen en Vitoria-Gasteiz.
Pero no solo de alimentar la vista vive el ser humano. Así que cuando volvamos a pie de calle iremos a comer a un restaurante con solera y platos tradicionales regados con buen vino de la vecina Rioja Alavesa.
Después de comer hay muchos planes posibles, algunos a las afueras de la ciudad. Podemos ir a conocer el anillo verde que dio la capitalidad green europea a Vitoria-Gasteiz en 2012. También son muy recomendables los museos de Bellas Artes y Artium, tanto los edificios en sí, como las colecciones que albergan de arte vasco de los siglos XIX a XXI.
Otra opción es el barrio okupa de Errekaleor, cuyos proyectos de autosuficiencia energética y soberanía alimentaria, así como su vida en comunidad, despiertan un creciente interés desde distintos ámbitos de la sociedad.
Además, Vitoria-Gasteiz es también muy atractiva por la noche. Aquí te dejo la visita que realicé para el programa Ciudades de Noche del canal Viajar, donde podrás ver otra perspectiva de los lugares mencionados más arriba.