Rioja,

mucho más que vino

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La Sierra de Cantabria o de Toloño nos saltará a la vista a nuestra llegada. Esta imponente frontera natural de roca caliza protege al territorio de Rioja de la humedad del mar, y crea, junto con el río Ebro, un microclima privilegiado para el cultivo de la vid. Rioja es una de las regiones vitivinícolas más atractivas del panorama internacional y el destino perfecto para viajeros en busca de múltiples alicientes. Nuestro recorrido discurrirá por Rioja Alavesa, la Rioja del País Vasco.

En este territorio de distancias cortas confluyen viñedos interminables salpicados de olivos, dólmenes de 7.000 años, villas medievales amuralladas, casas solariegas, iglesias históricas, infinidad de bodegas y una sabrosa gastronomía que disfrutaremos en una jornada memorable. Rioja Alavesa es, ante todo, tradición e historia. Desde principios del siglo XX arquitectos de renombre como Frank Gehry o Santiago Calatrava han puesto esta región en el mapamundi del enoturismo, al diseñar edificios espectaculares en prestigiosas bodegas.

En nuestra ruta de una jornada completa, conoceremos Labraza: el pueblo más pequeño de todas las villas medievales vascas. Tan solo tiene tres calles, pero una muralla que es una de las más bonitas y mejor conservadas de Europa, según la asociación European Walled Towns. Esta villa fortificada es una de tantas que fundó en la Edad Media el reino de Navarra en su lucha con la corona de Castilla por este territorio, y tiene unas vistas impresionantes a toda la Rioja, como las de esta imagen.

En el siglo XII, el rey navarro Sancho VI el Sabio también fundó Laguardia en otro promontorio de la misma línea defensiva. Esta villa, que forma parte de la asociación Los Pueblos más Bonitos de España, tiene su subsuelo plagado de bodegas, que en aquella época estaban interconectadas para favorecer la seguridad de la población en caso de ataque. Con la llegada de la paz, las familias cerraron esos pasillos. Así que, a día de hoy, las bodegas o calados son espacios independientes. Hay unos 200 y la mayoría son privados. Bajaremos a uno de ellos. Por su temperatura constante y su nivel de humedad son, desde hace siglos, lugares perfectos para la elaboración y conservación del vino. El propio productor nos acompañará en esta visita, en la que probaremos sus vinos con un bocado de la zona.

En nuestra ruta también conoceremos el fantástico Dólmen de la Hechicera, erigido hace más de 5.000 años a. C. El nombre de este monumento fúnebre rememora la leyenda de una bruja a la que en las mañanas de San Juan se le oía cantar y pregonar insensateces.

Si el tiempo y la época lo permiten, repondremos fuerzas con una comida típica riojana en un viñedo: chuletillas de cordero asadas al sarmiento (restos de la poda de las viñas), patatas con chorizo y vegetales de temporada. Si no, disfrutaremos de esos manjares, tan básicos como deliciosos, en una sala de la bodega con vistas.

En este maremágnum de vino merece la pena hacer un alto para conocer el trujal más antiguo de la comarca y degustar el aceite de oliva virgen extra que se produce en el País Vasco. Es una delicia que incluso muchos vascos desconocen. Y es que ahora se está recuperando este cultivo que durante décadas fue apartado en beneficio de la vid.

Este viaje es una propuesta abierta a modificaciones en función de tus gustos y tu disponibilidad. En cualquier caso, no cabe duda de que al finalizar la excursión, tendremos muchos motivos para sentir lo que recoge el cartel a la entrada de la puerta de Carnicerías de la muralla de Laguardia: «Paz a los que llegan, salud a los que habitan, felicidad a los que marchan».

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