Bilbao y su transformación,

de la mina al museo

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Conocer las entrañas de Bilbao marca la diferencia en esta visita. Y eso es lo que haremos para empezar la nuestra. Iremos a una de las minas de hierro que dieron una gran prosperidad a partir del siglo XIX a esta ciudad. El mineral de Bilbao era muy apreciado en Gran Bretaña, por la relativa cercanía geográfica y por su suficiente grado de pureza (sobre todo con bajo nivel de fósforo). Así que hay quien afirma que el hierro de Bilbao, y de su entorno en la provincia de Bizkaia, se convirtió en una de las bases de la revolución industrial.

La roca extraída en Bilbao se transportaba por la ría del Nervión y del Ibaizabal, que vertebra la ciudad desde bien antes de que empezara la actividad minera en la zona. Y es que ya en la Edad Media esta villa era un importante puerto fluvial para exportar, por ejemplo, la lana proveniente de Castilla, e importar productos manufacturados del Norte de Europa. Recordaremos aquellos inicios de la ciudad recorriendo los márgenes de la ría y daremos un salto al ensanche para avanzar en la historia de esta urbe que impulsó su desarrollo en la segunda parte del siglo XIX con la llegada del tren. En la estación de Abando-Indalecio Prieto destaca una vidriera policromada de 1948, que recoge imágenes que reflejan la laboriosidad del pueblo vasco, con mineros, agricultores, ganaderos y remeros, entre otros.

El vitral de la estación de ferrocarril dará pie para hablar de la crisis social y política que trajo el gran desarrollo industrial y económico del siglo XIX. En aquella época también nació el nacionalismo vasco, que durante décadas ha gobernado en esta tierra. Recorreremos el centro de Bilbao a través de destacados edificios que construyó la oligarquía a partir de aquellos tiempos, a caballo entre el estilo inglés y el neovasco, inspirado en la arquitectura rural tradicional.

En nuestro paseo por el centro de Bilbao también nos acercaremos a observar los respiraderos del búnker en el sótano del Hotel Carlton, donde el Gobierno Vasco se reunía durante la Guerra Civil de finales de los años 30. Y así, paso a paso, volveremos a la orilla de la ría que fue testigo del dramático declive de los años 80 y del renacer de la ciudad a principios del siglo XXI. El museo Guggenheim es el principal icono de esta transformación en una metrópolis más sostenible, y en una capital de servicios e industrias culturales. Otro icono arquitectónico de la ciudad es su metro, con sus particulares accesos acristalados (en la imagen), todo ello firmado por Norman Foster.

Al final de nuestro paseo matinal o de tarde, tomaremos un barco en el que navegaremos durante una hora por la ría disfrutando de un aperitivo hasta el puerto marítimo de Santurtzi, entre ruinas y realidades industriales del Gran Bilbao, por debajo de su impresionante puente colgante, recorriendo el trayecto que tantas mercancías y personas han realizado desde tiempos inmemoriales. Como la sardinera que protagoniza la canción más popular de la zona:

Desde Santurce a Bilbao,
Vengo por toda la orilla,
Luciendo la pantorrilla,
Con la falda remangada

En nuestra experiencia, las sardinas (o el pescado de temporada disponible) no saldrán de Santurtzi, porque las comeremos en una tradicional parrillada cuando lleguemos a puerto. Y es que hay costumbres que no cambian en el gran Bilbao, por mucho que se transforme una y otra vez para sobrevivir.

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