El desconocido origen del euskera, la lengua más antigua de Europa

Kaixo! Te acabo de saludar en euskera, la lengua que habla la gente del País Vasco o Euskal Herria (el país del euskera): un territorio que se encuentra en el extremo occidental de los Pirineos, parte en España, parte en Francia. El origen del euskera despierta gran curiosidad porque es el idioma más antiguo de Europa y no está emparentado con ningún otro.

Es tan diferente de otros idiomas que no hay más que fijarse en algunos meses del año en euskera y en castellano. Por ejemplo, enero es urtarril, febrero es otsail y junio es ekain. Es una lengua superviviente, porque estuvo a punto de desaparecer en el siglo XX, tras décadas de prohibiciones y acoso por parte de los estados español y francés.

Se ha investigado mucho sobre el origen del euskera, pero a día de hoy seguimos sin saber de dónde viene la lengua vasca, que actualmente hablan cerca de un millón de personas, como yo. Aquí me puedes escuchar en una crónica que hice desde Myanmar en 2015 durante mi época de corresponsal de EiTB (la radiotelevisión pública vasca). A ver a qué te suena mi lengua materna.

Las principales hipótesis sobre su origen han intentado relacionar al euskera con el etrusco, con el bereber, y con lenguas antiguas de Europa no indoeuropeas, como lo son la mayoría de las lenguas del Viejo Continente. Pero, según el filólogo Asier Larrinaga, hasta ahora no se ha encontrado ningún vínculo que una al euskera con el húngaro, el finlandés, los idiomas de Laponia y los países Bálticos o las lenguas caucásicas. No hay nada más allá de alguna palabra casual con similar forma y significado en ambos idiomas.

Larrinaga, responsable del servicio de euskera de EiTB y compañero mío de trabajo, señala que la última esperanza para un posible parentesco se encontraba en el íbero. Pero desde que en 1922 el historiador Manuel Gómez Moreno empezara a descifrar su escritura y se leyeran textos en dicha lengua (aun sin entenderlos) no se hallaron semejanzas entre el euskera y el íbero.

Influencia del latín. En cualquier caso, que no se le conozcan parientes no quiere decir que no se sepa nada sobre el discurrir de la lengua vasca a lo largo del tiempo. Se sabe, a través de nombres de personas y de dioses conservados en estelas funerarias de la época romana (s. I-III d.C.), que una lengua antecesora del euskera actual, llamada protoeuskera, ocupaba un territorio que coincide a grandes rasgos con el que históricamente ha ocupado el euskera.

Dichas lápidas estaban escritas en latín, pero los nombres de las personas eran vascos: Zezengorri (toro rojo), Anderetxo (mujercita) o Ummesahar (niño viejo). Esta última inscripción puede verse en la foto, que pertenece al Gobierno de Navarra. Las estelas más claras se han encontrado en Aquitania, en el suroeste de Francia. De ahí que al protoeuskera también se le llame aquitano.

Ciertamente, el euskera es un idioma muy influenciado por el latín, debido al largo tiempo que estuvieron en contacto, tal vez entre seis y ocho siglos, asegura Asier Larrinaga.

De ahí que muchas palabras vascas tengan su origen en la lengua latina. Por ejemplo, gauza (cosa), viene de causam; errege (rey) de regem; kipula (cebolla) de caepulam; bake (paz) de pacem. El latín también influyó en la fonética y la morfosintaxis vasca. Del latín viene el sufijo -tu para hacer verbos como aditu (escuchar) o begiratu (mirar), que tienen su origen respectivamente en auditum (oído) y vigilatum (vigilado). Más tarde, el euskera calcó la manera de formar el futuro de las lenguas romances o idiomas derivados del latín, como el español, el portugués, el italiano o el francés.

Tales influencias se produjeron siglos antes de que el euskera hiciera su entrada en la Historia. Koldo Mitxelena, el gran patriarca de la Filología Vasca, fue el primero en estudiar con detalle aquel euskera arcaico en su Fonética histórica vasca (1961).

El gran filólogo Mitxelena reconstruyó en su monumental obra la forma original común de muchas palabras vascas partiendo de las variantes dialectales actuales.

De ese modo, concluyó por ejemplo que las palabras ardao, ardo y arno, que significan ‘vino’, vienen de la protoforma ardano. Respeto al queso, las actuales gaztai, gasna y gazta, tienen su origen en gaztana. Cabe destacar que a nuestra lengua la podemos llamar euskara o euskera debido, justamente, a la variedad dialectal de la que hablamos.

¿Por qué el euskera se fragmentó en dialectos? Según Mitxelena, los dialectos del euskera son posteriores al siglo VI, rebatiendo así las teorías que colocaban el origen de esas distintas hablas en las distintas tribus de la época romana. Mitxelena da cuenta de cambios en las condiciones políticas y sociales de los siglos V-VI, que condujeron a una sociedad cada vez más fragmentada, lo que favoreció la creación de dialectos en cada nuevo foco de poder.

La variedad dialectal representa una gran riqueza, aunque también puede dificultar la comprensión entre personas que hablan dialectos muy diferentes. Para superar esas trabas tenemos el euskara batua.

Euskara batua es la lengua vasca unificada, cuyas bases se sentaron en el congreso de 1968 de Euskaltzaindia, la Real Academia de la Lengua Vasca. Un encuentro celebrado en el santuario de Arantzazu, un lugar de importancia clave para la cultura vasca.

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El euskara batua es la variedad que desde la década de 1980 se utiliza en la administración, la enseñanza y los medios de comunicación. El euskera convive con el castellano en España y con el francés en Francia. En España es lengua oficial. En Francia no llega a tener ese estatus y, por tanto, su situación es peor.

Sin embargo, el euskera avanza con respecto a mediados del siglo XX, cuando estuvo a punto de perderse. En España sufrió la dictadura de Franco, que lo prohibió. En Francia no se han reconocido nunca derechos lingüísticos a los hablantes de otras lenguas que no sean el francés, y solo por la presión de los tiempos que corren, el Estado se ha visto obligado a empezar a valorar sus lenguas locales. Pero por muchas trabas que pueda encontrar el euskera, la principal responsabilidad de su supervivencia la tienen sobre todo sus hablantes. Como dijo el poeta, músico y escritor Joxean Artze, una lengua no se pierde porque no la aprenden quienes no la saben, sino porque quienes la saben no la hablan:

             ❝ Hizkuntza bat ez da galtzen ez dakitenek ikasten ez dutelako,

dakitenek hitzegiten ez dutelako baizik ❞

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