El irrintzi es una de las grandes expresiones de la cultura vasca ancestral. Se trata de un grito agudo y profundo, espontáneo y de un solo aliento, que de costumbre se lanza en fiestas en señal de alegría, pero que también se puede escuchar en otros momentos de mucha carga emocional, como funerales o bodas e, incluso, tras grandes esfuerzos, como la subida a una montaña o triunfos deportivos. Es la expresión de un fuerte sentimiento, en compañía o en solitario.
El origen del irrintzi es desconocido. La cultura popular lo relaciona con los pastores, como método para comunicarse entre ellos en la montañosa orografía vasca. Otros, como J.B. Daranatz en Curiosités du Pays Basque, lo califican como un grito de guerra que jugaría un efecto psicológico antes de las batallas. Posiblemente, el irrintzi habrá tenido una función concreta en distintos momentos de la historia. Y es gracias a esa adaptación que habría llegado hasta nuestros tiempos.
Ciertamente, gritos similares al irrintzi hay cientos en el mundo, pero cada pueblo le da al suyo sus propias características. La foniatra Ana Martínez Arellano lleva años investigando el grito ancestral vasco para extraer el patrón de comportamiento que permite al cuerpo pronunciar semejante grito, que puede llegar hasta los 120 decibelios sin dañar las cuerdas vocales.
Los irrintzis se lanzan al aire sin rasgar la garganta gracias al control de la musculatura pélvica y a la flexión de las rodillas para anclarnos bien al suelo. Se puede enseñar a hacer irrintzis, pero la mayor parte de la gente los suelta por imitación y sin ser realmente consciente de su postura, como es mi caso. En el siguiente video, que también tengo colgado en mi página web profesional, me puedes ver en la consulta de Ana Martínez Arellano, que ha analizado mis irrintzis.
El antropólogo Ekain Martínez de Lizarduy señala que la mujer ha representado un papel fundamental en la transmisión del irrintzi, aunque en los documentos y películas antiguas solo se vea a hombres gritar, debido a que el espacio público les estaba reservado a ellos.
El irrintzi es tan famoso que hasta ha sido referenciado en películas y series de Hollywood: desde McGyver a El desfiladero de la muerte, El capitán intrépido (protagonizada por Sean Flynn) o Wagon train (La caravana). Estas cintas retratan a aquellos pastores vascos, o sus descendientes, que partieron a América en busca de una vida mejor y contribuyeron a la conquista del Lejano Oeste. Sin embargo, cabe destacar que retratan de una forma folclórica y poco rigurosa a los vascos.
Tan famoso y a la vez tan poco estudiado es el irrintzi. Algo que sorprendió al antropólogo Ekain Martínez de Lizarduy cuando investigó este grito ancestral vasco para realizar su documental Erraiak (vísceras).
La tesis que defiende es que, tal y como parece haber ocurrido con los gritos de otras culturas, el irrintzi sería la imitación del grito de los animales del entorno. En este caso del caballo. No en vano, irrintzi quiere decir relincho.
Si bien, este grito tiene muchos otros nombres en euskera que no tienen nada que ver con el mundo equino, como zantzo o lekaixu. Y es que el euskera es una lengua muy rica en dialectos.
El patrón sonoro del irrintzi empieza con un fuerte golpe de voz, seguido de un sostenido y continuado ¡ay! que puede durar cuanto nos dure el único aliento que utilizamos para soltarlo. Termina con las mismas sílabas, mucho más marcadas y prolongadas, que cierran el grito.
En el País Vasco, el irrintzi une a la gente a través de su fuerza. No es raro que en las fiestas de pueblos y ciudades se convoquen concursos de irrintzis, sin más ánimo que el de disfrutar de estos gritos tan colectivos como propios. Cada cual tiene su propio irrintzi, ni mejor ni peor que el de otra persona.
Desde aquí te invito a lanzar tu propio irrintzi, para que pruebes lo bien que sienta hacerlo. También quiero agradecer al equipo de Erraiak por haberme cedido la foto de la irrintzilari o lanzadora de este potente grito vasco.
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