¡Uauu! Resulta inevitable soltar este u otro aspaviento para expresar la admiración que producen las tres rocas apoyadas entre sí que alberga la ermita de San Miguel de Arretxinaga. Se trata de una rareza de la cristiandad occidental que encontramos en el municipio de Markina-Xemein. Desde antaño a las piedras singulares se les han atribuido poderes mágicos, y éstas no van a ser menos. Se crea o no en ellos, el lugar sin duda merece una visita para maravillarse con semejante legado del pasado remoto.
Pero ¿quién colocó ahí y así esas piedras? Geólogos coinciden en decir que estamos ante un capricho de la naturaleza. Un regalo de la tierra de más de 40 millones de años que, según indican, es perfectamente explicable analizando el contexto geológico en el que se encuentra.
A lo largo de la historia, al ser humano le ha gustado atribuir poderes mágicos a las formaciones geológicas singulares. En el caso de las rocas de Markina-Xemein, se ha solido decir que las personas enfermas que las tocan se curan. Obviamente, a día de hoy, ni las personas de fe pueden creer semejantes afirmaciones.
También se invita quien quiera casarse en un plazo de un año, a que pase tres veces por debajo de los peñascos para ver su sueño cumplido.Lo cierto es que no solo en la ermita de San Miguel de Arretxinaga, sino que en muchos templos o santuarios del País Vasco hay piedras a las que se han atribuido propiedades milagrosas, y por eso se ha llevado a ellas a menores a los que les costaba empezar hablar, se invitaba a dar varias vueltas a la roca para encontrar pareja, había que meter la cabeza en oquedades para mitigar dolores de cabeza, y se frotaban algunas piedras para eliminar verrugas.
Expertos coinciden en que el cristianismo asumió los poderes atribuidos a las impresionantes rocas de Markina-Xemein y que consagró el lugar levantando alrededor de las mismas una ermita dedicada a San Miguel. El templo de hoy, de planta hexagonal, es del siglo XVIII, posterior al que se construyó inicialmente.
Sin duda, la ermita se diseñó con esta peculiar forma para poder caminar alrededor de las rocas (sintiendo nuestra pequeñez a su lado) y maravillarse con el misterioso conjunto geológico. El hueco que los peñascos dejan en medio hace de capilla pétrea del arcángel San Miguel, cuya colorida imagen asoma y destaca entre el marrón de las piedras. Pero, al menos en esta ocasión, no hay color ni santo que haga sombra a las rocas.
Si la ermita está en Markina-Xemein, ¿por qué se habla de san Miguel de Arretxinaga? Porque es el nombre del barrio en el que se encuentra la ermita, a la que podemos llegar caminando por el agradable sendero del río Urko.
Y ya que vais a conocer las misteriosas rocas de la ermita de San Miguel de Arretxinaga, os animo a que visitéis Markina-Xemein: un pueblo con encanto e interesantes monumentos históricos. Por ejemplo, su frontón, que (como dice en la fachada) fue construido en 1798.
El frontón de Markina-Xemein no es un frontón cualquiera. Se trata de uno de los grandes templos de la pelota vasca, especialmente si pensamos en la modalidad denominada cesta punta, que cosechó un gran éxito en los Estados Unidos con el nombre de Jai Alai (fiesta alegre, en euskera). Al edificio se le conoce como Universidad de la Pelota. Y es que allí dieron sus primeros golpes muchos campeones de cesta punta que posteriormente triunfaron en Nortemérica. No cabe duda de que a las personas interesadas en conocer la cesta punta les recomiendo que vayan a Markina-Xemein, ya que es la Meca vasca de este deporte, como cuna que fue de muchas estrellas del mismo.
Markina se encuentra a una hora o menos de las tres capitales de la Comunidad Autónoma Vasca. Es el complemento perfecto de cualquiera de los walks que te propongo en Bilbao, San Sebastián y Vitoria-Gasteiz. Sin duda, conociendo las ciudades y entornos menos poblados como el de Markina y sus alrededores de campo y mar tendrás una visión más completa del País Vasco. No dudes en contactarme para empezar a diseñar tu ruta. Take a Walk on the Basque Side!
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